La nueva obra de la directora y actriz Valeria Saavedra, escrita por Damián Centurión, es una ágil comedia de enredos amorosos adaptada a los tiempos del Tinder.
El género “comedia de puertas” es un invento inglés. Data de principios del siglo XX -por lo menos- y se caracteriza porque su escenografía tiene numerosas puertas, por dónde los personajes entran y salen. El recurso de la puerta sirve para generar suspenso y tensión en forma clásica. Un personaje se esconde de otro personaje, pero el público sabe que se encuentra detrás de la puerta escondido. Generalmente se elige para comedias adúlteras, en la que un protagonista guarda un amante detrás de lo que podría ser la puerta de un baño, la de un placard, o incluso la puerta de calle.
En el caso de Duelo de novias, las entradas y salidas de personajes guardan y generan más de una sorpresa. Cuando un personaje abre una puerta no se sabe que puede salir de ella, y mucho menos como un personaje puede salir vestido.
El primer acto de esta comedia clásica presenta a tres amigas – notables Guadalupe Gusella, Daniela Sabino y la propia directora Valeria Saavedra- que viven juntas en un mismo departamento, tres estereotipos contemporáneos de treintañeras: la que busca una relación libre a través de aplicaciones por celulares – o en este caso – a través del chat de un juego en red; la solterona independiente y disciplinada, y la “enamoradiza”, aquella que cree en el amor eterno, y lo único que sueña es en encontrar el príncipe azul para casarse y tener hijos. El conflicto arranca cuando llega esta última con la noticia de que su novio le pide un tiempo… para estar con otra.
A partir de esta premisa, comienza un juego de diálogos ágiles y muy divertidos, en donde el personaje recibe los distintos consejos por parte de ambas amigas, en una suerte de conciencia de ángel y demonio. En medio de esta cruzada, en la que también interviene un notable juego físico en el que la escenografía cumple un rol esencial, se sucede el segundo conflicto: en pocos minutos arribará el misterioso novio virtual de la segunda amiga.
En esta instancia, se abre el abanico a la expectativa, y es ahí cuando aparecen los distintos candidatos masculinos – Carlos Carissimo, Maximiliano Silva y Marcos Kolmaier, los tres, también, de excelente performance - , con los que se generará más de un juego de rol, y se plantearán sorpresas y reflexiones sobre las relaciones de hoy en día.
Duelo de novias apela a la screwball comedy, o comedia de confusiones. En este caso, tres personajes deben luchar por uno solo, lo que provoca una ingeniosa escenas de seducción física, en la que cada interprete, además de demostrar su versatilidad en escena, expone su carisma, gracia, y su habilidad acrobática.
Es notable la autoconciencia de la obra para administrar con destreza sus limitaciones y pretensiones. Aunque se trate de un retrato contemporáneo sobre el romance en el siglo XXI, entre el Whastapp, las selfies, las aplicaciones para conseguir pareja, nunca se pierde la brújula del teatro más clásico, y el romance más básico, así como la ironía sexual siguen indemnes desde el origen del género, sin caer en lo burdo, el anclaje de humor vulgar y televisivo, o lo chabacano. La agilidad de los diálogos, así como los juegos lingüísticos no tienen nada que envidiarle -salvando ciertas distancias y libertades- al estilo que desarrollaron entre otros, George Bernard Shaw o Noel Coward. El timing, que Saavedra maneja con el humor, es perfecto.
Humor, romance y confusiones; química ideal entre los protagonistas; un clima lúdico que apela a la complicidad de los personajes y el espectador; una obra contemporánea que no reniega de sus orígenes y tampoco pretende ser más de lo que es. Un combo ideal para disfrutar, entretenerse y distraerse un sábado por la noche.
Ficha técnico artística
Autoría: Damian Centurión
Actúan: Valeria Saavedra, Carlos Caríssimo, Guadalupe Gusella, Marcos Kolmaier, Daniela Sabino, Maximiliano Silva
Producción ejecutiva: Lito Baz
Puesta en escena y Dirección: Valeria Saavedra
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