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En un corso a contramano: tragedia milonguera

Actualizado: 8 oct 2018



A veces lo bueno si es breve, doblemente bueno. En un corso a contramano es la primera obra escrita por la actriz Roxana Scheidegger, y participa del Ciclo Dos veces bueno: Canciones argentinas que se realiza en el Teatro La Máscara, Piedras 736, bajo la coordinación general de Ariel Barchilón.

El texto de Scheidegger parte desde la tradición discepoleana del grotesco porteño y el sainete milonguero: un guapo del 900 con bastantes deudas en su haber, decide suicedarse, pero con la mufa a cuestas, ni eso le sale bien. En su camino, se encuentra con una misteriosa figura con guadaña que parece ser la solución a sus problemas.



 

El fuerte de la dramaturgia se encuentra en el cuidado del uso del lunfardo como herramienta humorística. La tragedia que rodea al personaje forma parte la mítica figura del “piedra”, y gracias al tono absurdo de la puesta del director Diego Burzomi, el drama se convierte en un comedia con elementos metafísicos, que le proveen a la obra interesantes y justificados giros narrativos.


La interpretación de Agustín Otero le brinda a su personaje diversos matices, y se combina la destreza física del clown con el ingenio del standuptero, sumado a una notable elegancia innata para crear gags a partir de la sutileza y el minimalismo expresivo.


Por otro lado, el misterioso personaje con la guadaña está interpretado por Valeria Mitidieri, quién propone, también desde el minimalismo escénico, una caracterización que genera empatía y sensualidad, alejado de la oscuridad que debería rodear al personaje.


Se agradece la evasión al lugar común sin perder el respeto al género y sus tradiciones/modismos.


El atractivo de la puesta, además se refuerza por la danza. El tango se utiliza ingeniosamente para abrir y cerrar la pieza. Burzomi le encuentra una justificación narrativa, y la obra consigue tener una coherencia temporal para ser algo más que un sketch humorístico. Como el tiempo -o la interrupción del mismo- es un factor clave del texto -lo que recuerda un poco a la película de Frank Capra, Que bello es vivir- el hecho de que la estructura sea casi cíclica aporta algo que no se suele ver siempre en el microteatro: que la duración sea la justa y adecuada. Que no se trata de un texto acortado o un chiste transformado en puesta. En un corso a contramano dura lo que tiene que durar. Arranca desde el comienzo del conflicto -con un breve pero inteligente prólogo- y termina con su resolución. Nunca da la sensación que la historia podría continuar, se corta de golpe o, por el contrario se cierra forzadamente para cumplir con la pauta de duraciones del resto del ciclo.


En un corso a contramano es una breve pieza elegante, madura y divertida, que más allá de los aciertos narrativos e interpretativos goza de un clima onírico -diseñado a partir del efectivo y sutil uso del humo escénico, y una colorida, sencilla puesta de luces-, que aprovecha la economía de recursos del microteatro para brindar al público, una historia de antaño que -gracias al meticuloso trabajo de las herramientas teatrales- nunca deja -esperemos- de ser efectivo y estar de moda.


EN UN CORSO A CONTRAMANDO

Dramaturgia: Roxana Scheidegger

Dirección: Diego Burzomi

Elenco: Agustín Otero y Valeria Mitidieri

Asistencia: Ángeles Bertoncini

Teatro La Máscara – Piedras 736

Funciones Domingos 20.30 hasta el 14/10

Reservas: 4307-0566

Facebook: /obrasbreves

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